lunes, 21 de septiembre de 2020

El teléfono, último grito de las comunicaciones

 

Esta entrada podría formar parte de un blog más amplio, que no pertenezca solo a prensa. Pero, al mismo tiempo, podemos decir que dentro de lo que implica el trabajo de prensa, cuadra bien.

Existe un artefacto, omnipresente, utilizado para múltiples usos y aplicaciones, para Whatsapp, Facebook, Instagram y Tik Tok, incluso para enviar y recibir mails, que antes de ascender a inteligente, o smart, servía para hablar por teléfono.

Ese objeto, que ocupa bolsillos y carteras, escritorios y mesas de luz, camas y demás, que nos ilusiona con novedades y nos quita el sueño, por lo mismo, a veces reclama ser usado para su fin primero, o inicial, que era justamente intercambiar palabras, a distancia, con otras personas, a través de la voz.

El advenimiento del mail, primero, le “robó” llamadas al artefacto. Así fue como muchos de los intercambios pasaron a realizarse por escrito. Más tarde, el Whatsapp, con su mayor instantaneidad y la posibilidad (tan incómoda para algunos) del mensaje de voz, le quitó lo poco que le quedaba de original a la clásica llamada y la charla con el otro.

Pero a pesar de la infinita utilidad de esos avances, ni el mail ni el whatsapp le pueden quitar al intercambio telefónico el gran valor que, aun hoy, tiene. Y la mala noticia es que, por prescindir de su uso, muchos temas se hacen más largos y tediosos, ganando espacio los malos entendidos, las preguntas sin respuesta y los supuestos que quedan deambulando por cada una de las cabezas.

Por Prensa, ¿cómo estamos?

Yendo puntualmente a nuestro trabajo de prensa, si bien el Whatsapp es una herramienta genial, a esta altura podríamos decir que, de tan usada y tanto que escribimos a periodistas, ya pasó a ocupar un lugar no muy diferente al que tenía el mail unos años atrás.

Antes, escribíamos un Whatsapp, de vez en cuando, para ver si habían leído un mail. Ahora, ya el whatsapp a veces queda sin leer, debido a la gran cantidad de mensajes que se producen. Y entonces, nuevamente la llamada pasa a ser esa comunicación concreta, real, sincrónica y llena de matices que debemos recordar.

Pero hay más. En la llamada, dado que no tenemos el tiempo de escribir, pensar, corregir y demás, salen cosas inesperadas, improvisadas, errores, y muchas veces, de esos intercambios menos planeados surgen otros temas, nuevas ramas del árbol inicial de la conversación. Así es como se suelen consolidar las relaciones, habiendo lugar para lo inesperado, la sorpresa.

Ojo, claro está que a veces también sucede lo contrario. Uno atiende de mal humor porque lo deconcentraron, y entonces lo que podías responder más tarde, amablemente, por escrito, lo hacés en el momento y quizás de mala manera. Si a alguno le suena…

Volviendo a lo inicial, me he encontrado en los últimos tiempos, con varios temas que, después de darle vueltas, decidií resolverlos con una llamada. Y me sorprendió cómo ese intercambio, a veces, puede ser tanto más efectivo que los mil mails y whatsapps que enviamos.

En lugar de pensar la mejor manera de dejar alguna duda o incomididad plasmada por escrito, con los malos entendidos que eso puede generar en el otro, llamar y plantear el tema, de manera que el intercambio sea más abierto, más instantáneo y menos interpretativo.

Por eso, no digo siempre, pero de vez en cuando, no olvidemos que ese smart phone, además de todo, sirve para hablar por teléfono. Usarlo trae muchos más beneficios que los que solemos pensar.

miércoles, 15 de abril de 2020

Cómo hacer prensa en la era del coronavirus


De un día para el otro, todos los temas que estaba gestionando en los medios dejaron de tener sentido. Se esfumaron, ya no servían más. Eso fue lo que sentí, en un primer momento, cuando se anunciaron las medidas iniciales respecto del coronavirus, como fue la suspensión de clases. 

A partir de ese día, y con un in crescendo a medida que pasaba el tiempo, el coronavirus se expandió por las noticias hasta lograr que no hubiera, en los medios, casi ningún tema que no tuviera que ver con eso.

En los 17 años que llevo haciendo prensa, sumados a otros 10 previos como periodista, nunca vi una situación similar en cuanto al alcance de un tema. Los mundiales de fútbol, podría decir, es lo más cercano, ya que en esa época muchas de las noticias están impregnadas de los avatares de la pelota.

Pero incluso en época de mundiales los medios se reservan espacios para otros temas. En las secciones de Negocios se pueden leer artículos ajenos a eso (aunque la mayoría toca el asunto del balón), en Espectáculos enterarnos de los principales eventos por fuera de la verde grama y así en cada una de las secciones (salvo Deportes, claro).

En el caso del coronavirus no hay sección del diario cuyas noticias no estén impregnadas del virus y de la cuarentena.

Una vez más, el enfoque

Siendo que mis clientes no son infectólogos ni sanatorios, prepagas o fabricantes de barbijos o alcohol en gel, mi primer pensamiento fue:  “¿Cómo voy a hacer para subsistir si solo se habla del virus y sus avances y consecuencias?”. Pero, acto seguido, y luego de cierto análisis, la conclusión fue que si la pandemia afecta a todo, también tendrían algo que decir, mis clientes/fuentes, cada uno desde su lugar.

De esa manera, un estudio contable puede explicar algunas de las medidas de la AFIP para aliviar la crisis de la cuarentena, un estudio jurídico se ocupa de desarrollar el alcance del aislamiento en el cumplimiento de contratos, otro de lo que ocurre con los que violan la cuarentena y también de la incidencia de la crisis en el financiamiento internacional.  

Una médica que se dedica a los tratamientos estéticos, con el local cerrado, escribe recomendaciones para el cuidado de la piel en cuarentena; una consultora de clima laboral explica la fuerza de la confianza en el sostenimiento de las relaciones de trabajo con home office; un agente de cargas internacionales explica la utilidad de un sistema de trabajo 5 S para prevenir el contagio; y una cámara de transporte marítimo brinda información, en este caso sí más relacionado con el virus, sobre los alcances de las nuevas medidas y el rol del comercio exterior en el agua.

Incluso en el ámbito de la cultura, un músico que estaba promocionando un show de Shakespeare para chicos se dedicó a escribir un par de columnas sobre la relación de Shakespeare con la peste y la cuarentena; una confederación de cooperativas alertó sobre la necesidad de políticas de rescate para el sector; y un especialista en Nuevos negocios contó el aporte que está haciendo el ecosistema emprendedor a cubrir el déficit que provoca el coronavirus.

Como se ve, el tema no solo llegó a cada centímetro del diario, sino que, con la misma lógica, pudimos pensar y generar contenidos acerca de cómo impacta en cada sector.

Es cierto, también, que gracias a las horas de encierro mucha gente encontró más tiempo para escribir columnas de opinión. A todos nos impactó y nos sigue impactando mucho el tema, y de allí surgen conclusiones, conocimientos, aportes, etc.

Y así como algunos tuvieron que reinventar su trabajo, de ver la manera de ofrecerlo on line, incluso ofreciendo nuevos productos, los que trabajamos en prensa tuvimos que reinventar los contenidos. Lo que estábamos haciendo hasta mediados de marzo ya no servía más. Y la única manera de seguir estando en los medios es poder ofrecer algún enfoque sobre el gran tema que nos tiene encerrados y creativos hoy.