Seguramente todos hemos escuchado,
más de una vez, a políticos, ejecutivos, artistas y deportistas, entre otros,
quejándose de que fueron sacados de contexto en una entrevista.
En general eso ocurre cuando
alguna de sus frases, extraída de la charla, tiene un sentido diferente (casi
siempre negativo) del que ellos le quisieron dar y del tono con el que fue
dicho durante la charla en cuestión.
Si bien en muchos casos esto se
realiza con el objetivo de hacer quedar mal o instalar cierta idea específica
sobre la opinión del entrevistado, esta queja desnuda el desconocimiento de una
de las esencias del periodismo, que es justamente la edición, el recorte de la
realidad.
Recorte y enojo
Si las notas que se publican en
los medios reprodujeran las charlas completas que mantuvieron los periodistas
con sus entrevistados, los diarios tendrían el triple de páginas y serían por
demás aburridos.
A través de la edición los
periodistas acortan, dan sentido, resaltan los temas de mayor interés y le
buscan un perfil y un tono a las entrevistas. O sea, las hacen digeribles y
atractivas para los lectores, espectadores u oyentes, según el caso.
Es por eso que rara vez un
entrevistado pueda sentir que la versión final de una entrevista respeta lo
dicho por él. Quizás en la charla se tocaron cinco o seis temas y en la versión
final las preguntas publicadas giran en torno de uno o dos de ellos.
También, internándonos en algún
tema específico, el entrevistado puede sentir que, de todas su opiniones, se
les dio valor a algunas y otras se borraron. Ese es el poder del periodismo y
eso está dentro de las reglas del juego.
Qué hacer entonces
Esta realidad no indica que no se
pueda hacer nada y que uno se enfrente a una entrevista entregado a que el periodista
haga lo que se le dé la gana con las palabras. Todo lo contrario: lo que se
debe hacer es preparar bien la entrevista para que incluso el recorte subjetivo
pueda incluir los mensajes que se quieren dar.
Lógicamente primero se debe tener
claro lo que se quiere decir. O sea, saber para qué estamos dando la entrevista
y ver lo que se pretende transmitir a través de ella.
Teniendo eso claro, se debe
avanzar sobre los mensajes que se quieren dar, para poder repetirlos y resaltarlos
en la charla con el periodista, y que no queden perdidos en la maraña de temas
que una entrevista puede tocar.
También se debe tener claro lo
que no se quiere decir, los temas que posiblemente generarán conflicto o
respuestas incómodas, y también preparar esas respuestas. En ese sentido, tener
claro que no se debe decir nada que no se quiera luego ver publicado.
También existen técnicas más
puntuales, como usar frases simples, ir al grano con las respuestas, y otras
tantas más, que ayudan a que el mensaje que se quiere transmitir llegue a
destino (por más subjetividad que utilice el periodista posteriormente en la
edición).
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