Así como en nuestras vidas a todos nos gusta
más que nos hablen en forma individual y según nuestras preferencias, en el
mundo de la prensa y los periodistas pasa algo similar.
Por eso, resulta evidente que si queremos
proponer una nota o que una información sea atendida, hablarle al periodista en
forma individual es más efectivo que intentarlo en forma masiva.
De todas maneras, y tal como hemos hablado en
este blog, tampoco podemos ponernos pesados en ese uno a uno, ya que los
periodistas, en especial quienes trabajan en medios masivos, tienen muchos
temas que atender y gente que pretende pasarlas información.
Tanta es la información que reciben los
periodistas diariamente, que muchas veces no basta con haber mandado un mail
para asegurarnos que la información haya llegado a destino, en el sentido de
haberla visto y eventualmente leído.
Lo cierto es que existen miles de
organizaciones que diariamente acercan sus novedades, y son cientos las
agencias de prensa que manejan esa información y se las pasan a los
periodistas.
Tener el OK
Por eso, uno de los objetivos primordiales de
la difusión de un tema del que pretendemos menciones o atención, es tener la
certeza de que el periodista lo ha visto.
¿Cómo sabemos si el periodista ha visto la
información? Cuando nos responden es obvio que eso ha ocurrido. Pero lo más
normal es que el periodista vea el tema, en algún caso lo separe, pero que no
responda (salvo que tengamos un contacto fluido con él, y ni siquiera en ese caso
es seguro).
Para saber si el periodista ha visto una información,
el primer paso –el que requiere menor intromisión- es un reenvío del mail. Si
el primero fue general, resulta recomendable que el segundo sea individual.
Si el reenvío tampoco nos brinda certezas, la
opción que puede seguir es probar con un llamado. Aquí se abre un nuevo
capítulo, ya tratado en este blog. El llamado debe ser, en lo posible, no al
cierre de la edición (caso medios gráficos), sino en algún horario donde uno
sabe que el periodista no está corriendo con una nota (o lo supone).
De todas maneras, es muy posible que el llamado
coincida con un momento donde el periodista está haciendo otra cosa, incluso
cualquier otra cosa menos esperar ese llamado. Ser breve y conciso es una
necesidad para no robarle tiempo ni molestia.
Horarios y momentos
Encontrar a un periodista en la redacción de un
medio no es tan sencillo. Con el tiempo vamos conociendo sus horarios. La buena
relación con los recepcionistas es,
también, una muy buena herramienta. Ellos muchas veces nos dicen cuándo es
mejor llamar.
Cuando consideramos que el tema realmente le
puede interesar, un llamado al celular puede funcionar.
Hoy en día, el Whatsapp brinda algo intermedio.
Es un poco más invasivo que el mail, aunque menos que una llamada al celular.
En algunos casos no obtendremos respuesta, pero es posible que ayude a que vea
la información que enviamos.
La ventaja del teléfono es que, aunque sea
breve, allí si lo encontramos tendremos sí o sí un ida y vuelta. En esos breves
pero valiosos segundos es cuando conocemos los temas que funcionan o no, si
podremos esperar algo en ese medio o mejor pensar en otros.
Cómo buscar contactos
En algunos casos ocurre que queremos contactar
a un periodista pero no tenemos sus datos de contacto. Allí, por más que suene
muy elemental, llamar al medio y pedir por él puede funcionar. Si no, Linkedin
ofrece una fuente muy interesante de contacto y búsqueda de acercamiento.
También Facebook o Twitter pueden funcionar en ese sentido.
Lo cierto es que los buenos resultados de prensa
se suelen obtener en el contacto uno a uno. Allí es donde te asegurás que la
información llegó y posiblemente interese. A veces no es fácil lograrlo, pero el
intento metódico permite, a la larga, obtener mejores resultados.