Es habitual que en los meses de verano, enero y
febrero principalmente, las empresas que están haciendo prensa, o aquellas que
no lo hacen aun pero tienen algo para comunicar, consulten si vale la pena
hacer prensa.
La respuesta depende de diferentes variables.
No hay dudas de que las empresas de consumo masivo o de gran exposición pública
no pueden dejar de tener sus responsables de prensa durante el verano: siempre
es posible que haya que dar respuesta a algún tema público o investigación, o
que haya que comunicar alguna novedad puntual.
Lo mismo ocurre, lógicamente, con políticos o
personas que, por diferentes razones tengan exposición pública: se puede, en
algunos casos, estar más tranquilo en el verano pero difícilmente se puedan
desentender de los medios.
No tan grandes, no tan
expuestas
Donde sí cabe preguntarse si vale la pena o no
es en el caso de Pymes, emprendedores, organizaciones chicas, etc. Sin duda
descontamos que las que trabajen con productos o servicios de estación no
tendrán que preguntárselo (cosmética, servicios, indumentaria para la playa, etc.).
La respuesta, para el resto, no es una sola.
Para poder tomar la decisión de hacer prensa o no hay que analizar varios
aspectos.
Cantidad de medios: algunas publicaciones dejan de
salir o se publican de manera más esporádica en verano. Ocurre con revistas de
diferentes sectores (comercio exterior, seguros, etc.) e incluso también con
algunos suplementos de diarios.
Espacios: a pesar de lo mencionado en el
párrafo anterior, en los medios que sí salen, la posibilidad de lograr espacios
editoriales valiosos son mayores. Es que, evidentemente, hay menos noticias y
producción de contenidos, menos oferta con la que competir, dado que la gente
suele estar más conectada con el ocio.
En ese sentido, una noticia que durante el año
puede ser mencionada en un recuadro, durante el verano pueda alcanzar un cuarto
de página, por citar algún ejemplo.
Quién lee: la otra variable a analizar, más
allá del tamaño de la nota, es quién la va a leer, o sea, cuántos menos que
durante el año serán. Los medios pierden un porcentaje de lectores en el
verano, por vacaciones, viajes, más tiempo de descanso.
Lo cierto es que no se trata solo de la
cantidad, sino también del interés y la atención que le dedicará cada uno de
los lectores. Se puede pensar que un lector que lee de manera rápida (en
diagonal, como solemos decir) una noticia durante el año, tenga más tiempo y
atención para dedicarle a una noticia que le atrae en verano. O sea, que la lea
con mayor profundidad.
En síntesis, hay casos en los que sí o sí se
debe mantener la prensa en verano. En los otros, depende del análisis de un par
de variables expuestas y, lógicamente, la situación y necesidades de cada caso
puntual.
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