De un día para el otro, todos los temas que
estaba gestionando en los medios dejaron de tener sentido. Se esfumaron, ya no
servían más. Eso fue lo que sentí, en un primer momento, cuando
se anunciaron las medidas iniciales respecto del coronavirus, como fue la
suspensión de clases.
A partir de ese día, y con un in crescendo a
medida que pasaba el tiempo, el coronavirus se expandió por las noticias hasta
lograr que no hubiera, en los medios, casi ningún tema que no tuviera que ver
con eso.
En los 17 años que llevo haciendo prensa,
sumados a otros 10 previos como periodista, nunca vi una situación similar en
cuanto al alcance de un tema. Los mundiales de fútbol, podría decir, es lo más
cercano, ya que en esa época muchas de las noticias están impregnadas de los
avatares de la pelota.
Pero incluso en época de mundiales los medios
se reservan espacios para otros temas. En las secciones de Negocios se pueden
leer artículos ajenos a eso (aunque la mayoría toca el asunto del balón), en
Espectáculos enterarnos de los principales eventos por fuera de la verde grama
y así en cada una de las secciones (salvo Deportes, claro).
En el caso del coronavirus no hay sección del
diario cuyas noticias no estén impregnadas del virus y de la cuarentena.
Una vez más, el
enfoque
Siendo que mis clientes no son infectólogos ni
sanatorios, prepagas o fabricantes de barbijos o alcohol en gel, mi primer
pensamiento fue: “¿Cómo voy a hacer para
subsistir si solo se habla del virus y sus avances y consecuencias?”. Pero,
acto seguido, y luego de cierto análisis, la conclusión fue que si la pandemia
afecta a todo, también tendrían algo que decir, mis clientes/fuentes, cada uno desde
su lugar.
De esa manera, un estudio contable puede
explicar algunas de las medidas de la AFIP para aliviar la crisis de la
cuarentena, un estudio jurídico se ocupa de desarrollar el alcance del
aislamiento en el cumplimiento de contratos, otro de lo que ocurre con los que
violan la cuarentena y también de la incidencia de la crisis en el
financiamiento internacional.
Una médica que se dedica a los tratamientos
estéticos, con el local cerrado, escribe recomendaciones para el cuidado de la
piel en cuarentena; una consultora de clima laboral explica la fuerza de la
confianza en el sostenimiento de las relaciones de trabajo con home office; un
agente de cargas internacionales explica la utilidad de un sistema de trabajo 5
S para prevenir el contagio; y una cámara de transporte marítimo brinda
información, en este caso sí más relacionado con el virus, sobre los alcances
de las nuevas medidas y el rol del comercio exterior en el agua.
Incluso en el ámbito de la cultura, un músico
que estaba promocionando un show de Shakespeare para chicos se dedicó a
escribir un par de columnas sobre la relación de Shakespeare con la peste y la cuarentena;
una confederación de cooperativas alertó sobre la necesidad de políticas de
rescate para el sector; y un especialista en Nuevos negocios contó el aporte
que está haciendo el ecosistema emprendedor a cubrir el déficit que provoca el
coronavirus.
Como se ve, el tema no solo llegó a cada
centímetro del diario, sino que, con la misma lógica, pudimos pensar y generar
contenidos acerca de cómo impacta en cada sector.
Es cierto, también, que gracias a las horas de encierro mucha gente encontró más tiempo para escribir columnas de opinión. A todos nos impactó y nos sigue impactando mucho el tema, y de allí surgen conclusiones, conocimientos, aportes, etc.
Y así como algunos tuvieron que reinventar su
trabajo, de ver la manera de ofrecerlo on line, incluso ofreciendo nuevos
productos, los que trabajamos en prensa tuvimos que reinventar los contenidos.
Lo que estábamos haciendo hasta mediados de marzo ya no servía más. Y la única
manera de seguir estando en los medios es poder ofrecer algún enfoque sobre el
gran tema que nos tiene encerrados y creativos hoy.
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